Foto: www.paulinapolkowska.com
Queridas madres, queridos padres.
Si estáis leyendo esta hoja es porque habéis decidido traer a vuestro hijo a consulta, por lo que sea. Os pido leer con detenimiento y cogeros el compromiso de la psicoterapia sólo tras compartir lo expresado.
Para nadie (ni adulto, ni niño, ni mucho menos adolescente) acudir a un psicoterapeuta es algo fácil. Se trata de conocer a un desconocido, abrirse, confiar... No es algo que se da en una sesión, o en tres. Muchas veces hace falta un período bastante largo de trabajo sobre la confianza para luego empezar a ahondar en los temas más importantes.
Mi enfoque es humanista, lo que quiere decir trabajar según lo que el paciente trae, no seguir protocolos estandarizados, trabajar más con la vivencia que con la sintomatología.
Por lo general NO TRABAJO DANDO PAUTAS A LOS PADRES: los niños no son máquinas que cambian su conducta aplicando determinadas normas. Trabajo para COMPRENDER el por qué de su conducta y ayudar a ellos y a su entorno a modificar lo que puede ayudarles a cambiar. Pero no puedo dar pautas genéricas sin haber trabajado una temporadita con el niño o adolescente y/o con sus padres.
Tras unos años de experiencia con población infantojuvenil, he tocado con mano que puede ser muy doloroso para un menor vincularse con un terapeuta y, tras haber hecho este esfuerzo de confianza, interrumpir el proceso, sobre todo cuando es de un día para otro. Y más cuando el niño o adolescente viene quizá para trabajar duelos y traumas (separaciones, muertes de familiares, cambios que le ha costado metabolizar). Os sugiero que vuestros hijos NO EMPIECEN un proceso de psicoterapia si no tenéis muy claro que os podéis coger el compromiso tanto personal como económico.
En caso de imposibilidad económica, lo que recomiendo es que vengáis vosotros, haciendo alguna sesión quincenal o mensual para trabajar el problema del niño de manera indirecta, sin perturbar al menor con la creación de un vínculo que se tendría que cortar rápidamente por falta de recursos.
La psicoterapia infantojuvenil no es nunca sólo con el menor. Siempre necesito trabajar también con los padres, tanto por tema legal (es un menor) cuanto porque muchos temas hace falta trabajarlos de manera sistémica y el pequeño paciente recibe un mensaje muy sano si ve que los padres y el terapeuta colaboran en su interés. Las sesiones periódicas de padres NO SON sesiones que el niño pierde, sino que son sesiones importantes que incluso a veces permiten que el niño avance mucho más en su proceso.
La frecuencia de la psicoterapia no es fija e inamovible, puede ser diferente de un caso a otro y también depende de la posibilidad económica de la familia. SIN EMBARGO en el comienzo de la vinculación, mentiría si dijera que una frecuencia quincenal es adecuada. Si pasan demasiados días (que a veces se alargan por enfermedades, festivos o incluso compromisos del terapeuta) la terapia no será efectiva. Lo indicado es empezar semanalmente y, sólo después de unas semanas, pasar a frecuencia quincenal (que idealmente se reserva a situaciones de cierre o de seguimiento largo).
Normalmente propongo una primera sesión con los padres para recoger anamnesis, demanda y valorar el tipo de intervención que el menor necesita, tres sesiones de valoración con el menor y una ulterior sesión de devolución a los padres. De ahí, si valoramos empezar una psicoterapia, empieza la intervención profunda. La primera sesión y todas las sesiones con los padres se tienen que abonar.
En ningún caso puedo prever una duración de la terapia al principio del proceso; sin embargo, es cierto que generalmente hacen falta mínimo dos/tres meses para poder empezar a ver que algo cambia. Aunque veáis un cambio repentino en las primeras sesiones (muy a menudo pasa), es posible que cambie lo más superficial (por ejemplo, un miedo, una conducta...) pero que no pueda cambiar aún el sustrato emocional que lo determinó.
En cualquier momento los padres tienen el derecho de interrumpir la terapia de su hijo. Sin embargo, en el interés del niño o adolescente, no es correcto acabar el proceso (corto o largo que haya sido) mediante una comunicación de wathsapp. Es indicado plantearlo y programar al menos una sesión de cierre, para que no se queden asuntos colgados y el niño no viva una sensación de abandono. Una sesión más no os va a costar mucho y ayuda mucho a vuestro hijo, aunque tengáis que acabar por temas imprescindibles y urgentes.
Estoy obligada a cobrar sesiones que se anulan a última hora. Trabajo mediante un sistema de envío de recordatorios 24 horas antes y pido confirmación de la cita; en caso excepcional (enfermedad u otros motivos graves) soy flexible, pero en todos los demás casos cobraré la sesión.
Por último, NO DIAGNOSTICO porque no soy un psicólogo clínico y NO REDACTO INFORMES.
El único caso en el cual estoy dispuesta a redactar un informe (que cobraré al precio de una sesión) es cuando la familia me pide pasar datos sobre la terapia al colegio u otro profesional. Sin embargo, en este caso podría hablar con otros profesionales por teléfono o correo, si la familia me autoriza, de forma gratuita.
Fuera de estos casos, no quiero ni puedo redactar informes que se puedan utilizar en el juzgado por temas de custodia: en este caso, os sugiero buscar un psicólogo forense.