sueño, alimentación, agresividad, celos, regresiones infantiles, malestar emocional y relacional, adaptación etc.
Mientras con el niño a partir de 6 años se puede plantear, y a veces es necesario, un espacio de terapia gestalt individual, el niño hasta
los 6 años necesita un trabajo conjunto con los padres con la finalidad de diagnosticar o descartar problemas del desarrollo y revisar pautas familiares.